lunes, 28 de abril de 2014

VOLVER A LA ESENCIA



Me encanta estar en la playa, sólo con ver el mar en la distancia me relajo, la tensión baja, los ojos y la piel brillan y los pies respiran.

Cada uno de nosotros tiene una esencia, la mía es la playa, para otros muchos es la montaña y seguro que alguno tiene la ciudad como sitio donde conectar con su esencia.
Y seguro que alguna o alguno pensareis, a mi me gusta estar en la playa y la montaña, ¿Es que no tengo esencia?
Pues claro que tienes, te pueden gustar ambas cosas pero siempre hay en una que te sientes más feliz, relajado, libre y conectado.

¿Y qué hago en especial en la playa? Correr contra las olas, todo lo demás puede esperar… el mundo se para y retrocedes hasta el principio cuando el mar era algo enorme y desconocido.
Es en este momento donde se cumple el Principio de Conservación de la Energía, la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Y ahí que va mi stress, mi mala leche del trabajo, de los vecinos, la tensión del viaje, el no llegar a fin de mes… y no tengo que preocuparme porque es tan grande que las malas vibraciones se diluyen al instante.
Y yo salgo a la superficie renovada, con la suavidad de un alga, la ligereza de los pececillos que nadan por la orilla, relajada por el mecer de las olas y salada.

Ahora el mundo tiene otro brillo, quizá por mi manía de abrir los ojos debajo del agua, pero le da un puntillo interesante.


Después del ritual de bienvenida, solo queda tumbarse, sentarse, darse cremita, leer un buen libro y dormir…. 

Un besito de mariposa 
Madja

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